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Las prácticas sostenibles de la generación actual y la protección medioambiental son los puntos del día en cualquier ámbito. Lo que antes destacaba y era visto con buenos ojos, es ahora un aspecto obligatorio.  Tanto para el desarrollo de diversas actividades como en la generación de nuevos públicos. Por ejemplo, las empresas y su plan de RSC (Responsabilidad Social Corporativa). En este comprometen a diseñar un programa sostenible y preocupado medioambientalmente.

¿Cuál es la principal diferencia?

En épocas anteriores, el día a día de los ciudadanos era algo distinto. Los recursos parecían ser inagotables pero con el tiempo saltaron las alarmas de emergencia medioambiental: los cambios en el planeta eran indicios de una mala práctica de las materias primas. La sobreexplotación de los humanos sobre la naturaleza, provocó la degradación que hoy en día se intenta resolver.

Las prácticas sostenibles de la generación actual parten de un comportamiento y una mentalidad más consciente, para la protección y conservación del medioambiente. Más allá del reciclaje básico, se establece una nueva relación con la naturaleza. No solamente en un sentido comercial, sino social, económico y político. Nos encontramos ante un ser humano menos egoísta en cuanto a conciencia ambiental se refiere. Deja de ser el único animal reconocido con valor y derechos.

A diferencia de las décadas anteriores, el resto de los seres vivos cobran mayor importancia. Tanto en calidad como en privilegio de vida. Otra de las prácticas sostenibles de la generación actual, los comportamientos vegetarianos o veganos. Defienden la preservación de los animales y la eliminación de estos de cualquier dieta o producto de consumo. Así como la implementación de alimentos ecológicos y bio, respetuosos con la naturaleza y sustitutos a esta dieta cárnica.

Ejemplos de prácticas sostenibles de la generación actual 

En la época de nuestros padres y abuelos se llevaban a cabo algunas prácticas sostenibles. Entre ellas, reutilizar los envases de vidrio en los supermercados, o recargar las botellas de leche. Es evidente que es ahora cuando mayor parte de la población ha incorporado la sostenibilidad como un hábito obligatorio. Ejemplo de ello es la reducción del plástico en los productos que se consumen. Así como la creación y propagación de alternativas ecológicas a este material.

En relación con lo que se mencionaba anteriormente acerca de una alimentación más bio, aparece el concepto de ‘huerto urbano’. Esta práctica sostenible permite restablecer la biodiversidad del entorno, así como mejorar la calidad alimentaria y del aire. Cada vez más locales y pequeñas empresas enfocan su negocio a la venta de este tipo de productos de proximidad. y no conciben una alimentación con aditivos y otras sustancias perjudiciales para el ambiente. Existe mayor conocimiento de la huella de carbono y el impacto que tienen nuestras acciones sobre ella. De hecho, son varios los grupos de voluntarios que se unen para limpiar y recoger residuos de los espacios públicos como son las playas o los campos.

¡Viaja de forma sostenible!

Otra de las prácticas sostenibles de la generación actual ha sido la implementación del transporte eléctrico. Colaboran a reducir la polución local que es perjudicial tanto para el ambiente como para la salud de los ciudadanos. Son cada vez más vehículos los que se suman a esta tecnología; coches, motos y bicis además de los grandes transportes. El futuro de la movilidad sostenible empieza aquí, reduciendo el impacto ambiental que conlleva el carburante y las emisiones de CO2. Se incluye también, la modalidad de trasporte compartido. Más allá de los trenes o autobuses, más personas apuestan ahora por trayectos de corta o larga distancia con otras personas con el objetivo de compartir gastos. La principal ventaja de esta práctica sostenible es que se minimiza el número de vehículos y las emisiones de estos, así como el número de accidentes en la carretera.

Efectos positivos del Covid-19 para el medioambiente

Por último, una de las últimas incorporaciones a las prácticas sostenibles de la generación actual ha sido el teletrabajo. Pese a no ser una decisión voluntaria, ha aportado grandes beneficios a los hábitos sostenibles de los ciudadanos. Entre ellos se encuentra la disminución del efecto invernadero dado el descenso del consumo de carburante en los desplazamientos y el gasto de energía de grandes espacios como son las oficinas. Se mejora también la calidad del aire y el bienestar de los empleados. La adaptación digital de los sectores permite a su vez una mayor inmediatez y reducción del uso del papel como formato tradicional.

Las prácticas sostenibles de la generación actual son sin duda más efectivas y constantes que en décadas anteriores. Existe una mayor consciencia medioambiental que poco a poco se va expandiendo a mayor parte de la ciudadanía, consiguiendo así mayores cambios positivos para el planeta. Aún queda mucho camino por recorrer para acabar con los problemas que acechan, como son el calentamiento global o la subida del nivel del mar; pero con estas pequeñas prácticas diarias se puede frenar el brusco cambio climático ocasionado. ¿Te unes a la iniciativa?

Si te interesan estas prácticas y quieres viajar se forma sostenible, no te puedes perder este blog sobre la forma de viajar de los millenials.