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Ayyy… ¡el amor! Qué maravilla… ¡y más cuando es correspondido!

Aquí tenéis otra historia de amor viajero preciosa. Es la historia de dos Nomadizers que se enamoraron, como no, en destinos donde nunca habrían pensado encontrarse. Esta es la historia de Laura y Calixto, contada por la protagonista:

Historias de amor viajero: Laura y Calixto

«Hace ya 9 años decidí embarcarme en la aventura del Erasmus. No podía elegir otro país más que Alemania, ya que llevaba estudiando el idioma 5 años y es un país que me fascina.

Aunque yo prefería hacer el Erasmus en Berlín (ya sabéis «Berlin ist arm aber sexy»), no había convenio entre mi universidad y las universidades de Berlín, así que me fui a Braunschweig, sin saber que allí cambiaría mi vida para siempre.

Al llegar a Braunschweig estaba algo perdida, mi alemán se había oxidado bastante y el estudiante que me tenía que hacer la acogida en la ciudad ni siquiera apareció. Suerte que enseguida conocí a un grupo de españoles, que llevaban ya allí todo el mes y me ayudaron en todo.

Además, entre el grupo de españoles estaba Calixto y en seguida conectamos. Nuestro primer viaje Erasmus fue a Praga, una ciudad preciosa en la cual acabamos enamorándonos y los gritos de nuestros amigos «Calixto y Melibea» acabaron siendo uno de los cánticos más normales entre nosotros.

El Erasmus transcurrió súper rápido, entre viajes por Alemania y al extranjero y, al final del Erasmus, Calixto y yo tuvimos que decidir que haríamos, ya que yo soy de Barcelona y él de un pequeño pueblo de Alicante.

Al final yo me decidí a irme a vivir a Valencia y ya van 8 años de aventuras por tierras valencianas, aunque siempre disfrutando con escapadas a casa y también al extranjero. No me puedo quejar, ya que el destino ha unido a dos almas viajeras y justo escribo este relato mientras reviso las fotos de nuestra última aventura por China.»

Ya sabéis Nomadizers, la magia del amor puede sorprenderos en cualquier parte del mundo. ¿Quién sabe dónde vivirás tu historia de amor viajero? Keep on travelling!
¡Nos vemos dentro, travellers