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En esta ocasión tenemos una bonita historia de cómo Arnau y Anaïs encontraron el amor a través de Nomadizers. ¡Descubre el amor en cada ruta con Nomadizers!

Encontrando matches

Todo empezó en que ambos querían viajar al mismo destino y en fechas muy parecidas. En ese momento, Arnau buscó personas que pudieran coincidir con él en su experiencia y encontró a Anaïs. Así que tuvo la idea de crear un grupo juntos para ver si alguien más se animaba al viaje. Lo que más le llamó la atención a Arnau de Anaïs fue su entusiasmo por la naturaleza, ya que él también lo era a parte de ser muy aventurero

Un inicio inesperado

Pasaron los días y nadie entró en el grupo y la motivación estaba empezando a perderse. Hasta que un día Anaïs decidió dar la primera toma de contacto y hablar sobre el posible viaje. A Arnau le gustó su iniciativa, así que le siguió la conversación. Finalmente quedaron en una cafetería para su primera toma de contacto y conocerse en persona. 

Cambio de planes

Quedaron en una cafetería de Barcelona, y una cosa llevó a la otra y hablaron de todo, menos del viaje. Todo iba bien, habían conectado a la perfección. Hasta que Arnau se animó y le propuso un plan a Anaïs que tenía pendiente. Se trataba de una ruta en Tarragona llamada “El nido del Águila”. Al principio no la veía muy convencida, pero al gustarle tanto las excursiones y la naturaleza, aceptó. Hablaron de suministros necesarios para la ocasión (galletas, agua y fruta), y pactaron día y hora para ir de excursión por las tierras del Ebro

Rumbo a un nuevo destino

Llegó el día… Los dos estaban nerviosos pero emocionados por esta nueva experiencia. Arnau pasó por casa de Anaïs en coche y pusieron rumbo a su destino. Durante el viaje, charlaron, compartieron sus gustos musicales, pusieron en común sus amistades, etc. Hasta que llegaron al parking donde iniciaron la ruta. La excursión duraba más o menos 1h, 1h:30 sin contar con las paradas, aunque a ellos se les hizo muy corta. Pasearon por unos caminos de tierra chulísimos, con el bosque y la vegetación rodeandolos. 

Disfrutando de la naturaleza

Tras caminar por un rato empezaron a escuchar voces de otra gente y predijeron que estaban cerca del final. Empezaron a llegar las bajadas, y los saltos por grandes rocas, hasta que finalmente llegaron a su destino. Una gran piscina natural con una cascada al fondo y unas rocas donde poder saltar. Sus caras de satisfacción al ver tal lugar, les convenció para darse un baño, ya que el sol pegaba muy fuerte. Anaïs al tocar el agua congelada cambió de idea y pensó que lo mejor era mojarse los pies. En cambio, Arnau quiso hacerse el valiente para mostrarle que estaba exagerando y se lanzó de cabeza. En el momento que emergió del agua no aguantaba el dolor del frío y salió del agua disparado. Anaïs no paraba de reírse y le restregaba que el agua estaba demasiado fría. Después de eso, comieron para coger fuerzas para la vuelta, hicieron algunas fotografías y pusieron rumbo al coche

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Una mágica despedida

Llegaron al coche, exhaustos de la increíble excursión que habían hecho y se dirigían a sus casas. Los dos estaban muy cómodos juntos y aún haber terminado la actividad seguían algo nerviosos. Cuando llegaron a casa de Anaïs y ella estaba a punto de salir del coche, Arnau le interrumpió la acción y le preguntó, tímidamente, cómo se lo había pasado y si quería repetir algún día. Anaïs, al escuchar su pregunta y olerse sus intenciones, ella le respondió: “Me encantaría” dándole un beso de amor despidiéndose de él.

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