Hace justo un año, tres chicos que se conocieron a través de Nomadizers, Eric, Pol y Enzo, decidieron celebrar Halloween en las Catacumbas de San Calixto en Roma, donde vivieron una experiencia paranormal y experimentaron una inquietante sensación de ser observados. Tras escuchar un susurro y ver una sombra, huyeron asustados. Su visita turística acabó convirtiéndose en un inolvidable y terrorífico recuerdo que jamás olvidarán.
Experiencia paranormal en las Catacumbas de Roma
Era la noche de Halloween, y tres amigos decidieron celebrarlo en Roma, un país lleno de historia, cultura y, sobre todo, leyendas. Después de explorar las hermosas calles de la ciudad durante el día, al anochecer se aventuraron a visitar las famosas Catacumbas de San Calixto, conocidas por sus oscuros pasillos y su aire de misterio.
Al llegar, el ambiente era inquietante. Ya era de noche y la luna llena iluminaba la entrada como una película de miedo. Había algo especial en esa noche; la sensación de que los espíritus podían estar más cerca de lo habitual. Era el escenario y la ocasión perfecta para vivir una experiencia única e inolvidable.
Una presencia inquietante
Iban preparados para la ocasión, llevaban linternas e iban abrigados ya que hacía mucho frío. Cuando se adentraron en las catacumbas, vieron que los muros estaban cubiertos de antiguos frescos, pero lo que más les inquietaba eran los ecos de sus pasos, que parecían resonar más de lo normal. Tan solo había dos personas delante de ellos que perdieron de vista a minutos de entrar. De repente, Marc dijo sentir una presencia a su alrededor; un escalofrío le recorrió la espalda. Se miraron con una risa nerviosa, aunque sabían que había algo raro estaba pasando y eso les inquietaba.
Un susurro en la oscuridad
Al avanzar por un pasillo oscuro, encontraron una pequeña sala con un extraño altar de fondo. Allí había una figura de cera de un monje, con una mirada que parecía seguirles. Decidieron tomar algunas fotos para el recuerdo, pero justo cuando estaban posando, la linterna de Pol parpadeó y se apagó. En ese instante, sintieron un miedo que les impedía reaccionar. Vieron que había una figura de lo que parecía ser un hombre al final de la sala al lado del altar. Quedaron perplejos ante lo que estaban viendo hasta que el hombre les susurró unas palabras que resonaron en la habitación: “No debéis estar aquí”.
En ese instante, no dudaron en salir corriendo. El pánico se apoderó de ellos. Al salir de las catacumbas, se tomaron unos segundos para intentar mantener la calma e intentar entender lo que acababa de pasar. Al cabo de unos minutos, retrocedieron hacia la entrada, curiosos, y vieron que no había nada. Pol chilló: «¿Quién eres?» Y no obtuvo respuesta. Entonces decidieron alejarse de aquel macabro lugar.
Empezaron a reírse nerviosamente ya que ninguno podía explicar lo que habían vivido. La risa se convirtió en un silencio incómodo mientras se preguntaban si realmente habían tenido un encuentro con algo sobrenatural o simplemente fue algo que sus mentes sacaron de contexto por la situación.
Esa noche, mientras caminaban por las calles vacías de Roma, decidieron que, aunque habían tenido un gran susto, su aventura en Italia se había vuelto inolvidable y que explicarían mil veces esta graciosa pero impactante anécdota.